La Creación
En el principio, cuando el Hombre creó los cielos y la tierra, todo era confusión y no había nada en la tierra. Las tinieblas cubrían los abismos mientras su espíritu aleteaba sobre la superficie de las aguas.
Dijo el Hombre: Haya luz y hubo luz. Vio que la luz era buena y la separó de las tinieblas. Llamó a la luz día y a las tinieblas noche. Atardeció y amaneció. Fue el día Primero.
Dijo el Hombre: Haya una bóveda en medio de las aguas, para que separe unas de las otras. Hizo entonces el Hombre una bóveda y separó unas aguas de las otras: las que estaban por encima del firmamento de las que estaban por debajo. El Hombre llamó a esta bóveda Cielo. Y atardeció y amaneció. Fue el día Segundo.
Dijo el Hombre: Júntense las aguas de debajo de los cielos en un solo depósito y aparezca el suelo seco. Y así fue. El Hombre llamó al suelo seco Tierra y al depósito de las aguas Mares. Y vio el Hombre que esto era bueno.
Dijo el Hombre: Produzca la tierra hortalizas, plantas que den semilla y árboles frutales que por toda la tierra den fruto con su semilla dentro, cada uno según su especie. Y así fue. El Hombre vio que esto era bueno. Atardeció y amaneció. Fue el día Tercero.
Dijo el Hombre: Haya lámparas en el cielo que separen el día de la noche, que sirvan para señalar las fiestas, los días y los años y que brillen en el firmamento para iluminar la tierra. Hizo el Hombre, pues, dos grandes lámparas: una más grande para presidir el día y la más chica para presidir la noche e hizo también las estrellas. Vio el Hombre que esto era bueno. Y atardeció y amaneció. Fue el día Cuarto.
Dijo el Hombre: Llénense las aguas de seres vivientes y revoloteen aves sobre la tierra y bajo el firmamento. El Hombre creó entonces los grandes monstruos marinos y todos los seres que viven en el agua y todas las aves. Y atardeció y amaneció. Fue el día Quinto.
Dijo el Hombre: Produzca la tierra animales vivientes de diferentes especies, animales del campo, reptiles y animales salvajes. Y así fue. El Hombre hizo las distintas clases de animales y vio que todo esto era bueno.
Dijo el Hombre: Hagamos un Dios, a nuestra imagen y semejanza. Que tenga autoridad sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo, sobre los animales del campo, las fieras salvajes y los reptiles que se arrastran por el suelo.
Y creó el Hombre a Dios a su imagen y semejanza.
El Hombre lo bendijo, diciéndole: Yo seré fecundo y me multiplicaré. Llenaré la tierra y la someteré. Tú tendrás autoridad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra. Serás el responsable de juzgar el bien y el mal para los Hombres.
El Hombre vio que todo cuanto había hecho era muy bueno. Y atardeció y amaneció. Fue el día Sexto.
Así estuvieron terminados el cielo, la tierra y todo lo que hay en ellos. El Séptimo día el Hombre tuvo terminado su trabajo y descansó en ese día de todo lo que había hecho. Bendijo el Hombre el Séptimo día y lo hizo santo.
Este es el origen del cielo y de la tierra cuando fueron creados.
Entonces, Dios, dotado de los poderes que le había conferido el Hombre, plantó un jardín en un lugar del Oriente, llamado Edén. Y se lo ofreció al Hombre para que allí viviera.
Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles agradables a la vista y buenos para comer.
Sólo una cosa le dijo al Hombre: Puedes comer todo lo que quieras de los árboles del jardín. Pero no comas del árbol de la Ciencia del bien y del mal. El día que comas de él, ten la seguridad de que morirás.
Pero el Hombre no tardó mucho en desobedecer el consejo de Dios y comió del árbol.
Entonces, Dios enfureció contra su creador, le quitó el jardín que había creado para Él, obligándolo a volver a vivir en la tierra.
Le dijo: Al comer de ese árbol, has elegido ser el juez del bien y el mal. Pero no te has dado cuenta de que no eres capaz de juzgar tal cosa. Por ello, todos los tormentos que sufran los Hombres por todos los tiempos serán tu responsabilidad. El Hombre será el lobo del Hombre. Sólo te haré un último favor: volveré a escribir esta historia, diré que yo he creado todo esto y que una malvada serpiente te ha engañado. Así al menos podrás dormir por las noches.
Y así, miles de años más tarde, los hombres (ya no vale la pena escribirlo con mayúscula) seguimos pretendiendo ser jueces del bien y el mal cuando no somos capaces de ello. Y así creamos día a día el mundo en el que vivimos.
5 comentarios
Juglar -
ANDY -
ivana -
Brisa -
ANDY -
Y cuando juzgamos a otros nos ponemos en un lugar de superioridad, de "machismo". El problema es cuando el conjunto de la sociedad juzga, las masas juzgan y eso es peligroso. CHAN